Cantabria con niños: naturaleza, agua e historias primitivas

Entrar a Cantabria nos impactó. Veníamos de paisajes llanos y dorados pintados por los campos de trigo y, en un momento, entramos a una zona cubierta de niebla, rodeada de agua y animales pastando en grandes extensiones de tierra que daban sensación de libertad.

Llegamos a Corconte, un pueblo junto al Embalse del Ebro y famoso por su agua embotellada. Nos quedamos en la zona de autocaravanas enfrente del Restaurante «Conchita». Muchos vienen aquí a practicar deportes como kitesurf y windsurf. Conocimos a Jose Luis, Antonia, Joe y Billy una familia inglesa-española lindísima que esperamos volver a ver muy pronto.

En el «Centro de Interpretación del Embalse del Ebro» aprendimos sobre la importancia del agua y que detrás de este hermoso lugar había una historia dura para los habitantes de tres pueblos, los cuales, tuvieron que abandonarse porque los iban a inundar por completo en 1952. ¿Te imaginas que un día te obliguen a salir de tu casa porque tienen que cubrir con agua la zona donde vives? Una historia dura y emotiva que está plasmada en el documental «Donde aprendiste a vivir».

Lo que ha ganado este lugar es una riqueza en biodiversidad y en aves de muchas especies que llegan a la zona, además de abastecer en la época de sequía a La Rioja, Navarra y Aragón.

Una zona de autocaravanas en «La población» nos encantó por tranquila, con muy buenos servicios para llenar/vaciar agua y vistas increíbles del embalse. Por la noche los conciertos de ranas eran impresionantes y también se combinaban con el sonido de las vacas que parecían estar en época de celo.

Ahí visitamos el Centro Ornitológico donde aprendimos de aves y tenían una colección de plumas que nos ayudó a identificar de qué especie era cada una (Ameyali lleva tiempo recolectando y pegándolas en su diario). También conocimos a una bellísima familia propietaria de la panadería «La Campurriana». Marta, la nieta de la dueña, se hizo amiga de Ameyali y pasaron momentos muy divertidos juntas. Además de la amabilidad y los detalles que tuvieron con nosotros y recordaremos siempre.

Cuando iniciamos nuestro viaje en Catalunya estuvimos en el Delta del Ebro viendo la desembocadura del río más largo de España, así que nos interesaba mucho estar en Fontibre donde tradicionalmente se dice que «nace» el río Ebro. Aunque desde 1987 se sabe que nace más arriba, en la Sierra de Híjar. Se comprobó haciendo un experimento vertiendo agua teñida en el Híjar y ver que 32 horas después aparecía en el manantial de Fontibre. Este hecho no nos impidió querer estar en ese lugar donde se respiraba devoción y misticismo al ver brotar el agua desde las rocas.

Dormir aquí fue algo muy especial: vistas del embalse desde arriba, niebla que cubría todo, caballos que nos rodeaban mientras pastaban su desayuno, silencio y tranquilidad… El único «pero» fue una jauría de 8 perros sueltos que daban respeto y como verán en la foto querían probar el desayuno de Juan mientras compartíamos un ratito con Jesica y su familia.

Esta ciudad fue nuestra base durante varias semanas, ya que tiene una zona de autocaravanas gratuita, de las únicas en la zona. Ahí nos consentimos comiendo en el restaurante La Ermita Cantabria ¡De-li-cio-so! Además es una empresa familiar que apuesta con productos saludables y de la zona, cuentan con huerto propio y ofrecen leche fresca a granel.

Ahí también hay un jardín, que en 1986, fue declarado Jardín Histórico y cuenta con un parque muy grande ¡Importante cuando viajas con niños!. También vimos cómo se jugaba a los bolos cántabros mientras practicaban para un torneo, en la Bolera de La Robleda, un deporte muy típico y muuuuy importante en la zona.

Este lugar nos enamoró. Los acantilados y las formas de las rocas, la riqueza natural, la bajamar y pleamar vista por primera vez en esta zona. De hecho antes de llegar a Ameyali le dimos una clase sobre mareas para empezar a entender porqué sube y baja el agua. Conocimos a unas familias lindísimas con las que conectamos y Ameyali pasó unos ratos jugando muy divertidos y nosotros conversando con sus padres.

Nos despedimos de Cantabria con uno de los motivos más importantes de estar aquí: ver las pinturas rupestres de Altamira. Aunque a muchos desanima porque es una reproducción, para nosotros fue fascinación total porque es una fiel reproducción de cómo eran hace 35.000 años. Lo impactante de esta cueva en particular son los trazos tan realistas y el relieve en el que los artistas primitivos pintaron bisontes, caballos y ciervos. Es considerada la «Capilla Sixtina» del arte rupestre por la calidad de sus trazos y por ser la primera en descubrirse de la época del Paleolítico Superior. Lo interesante de la historia es que la cueva fue descubierta en 1868 por un cazador, pero las pinturas fueron descubiertas años después por una niña de 5 años, eso a Ameyali le llamó mucho la atención.

Seguimos la ruta hacia Asturias, así que aquí no termina la aventura…

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Saludos de Juan, Ana y Ameyali.